Mathilde De la Calle
Actualmente,
y ya desde hace varias décadas, la ecología ha sido de los temas más discutidos
a nivel internacional. Desde la conferencia de Estocolmo en 1972 (1era Conferencia Mundial
sobre el Medio Ambiente), el planeta
realizó que la ecología era un tema crucial para el mundo actual y futuro. Sin
embargo, en México (y también en muchos otros países) el medio ambiente sigue
siendo un tema de apatía. Somos muchos de los que nos tropezamos cada día con
gente indiferente a los problemas ambientales de este país.
¿Nunca
te ha hervido la sangre al ver a una persona tirar basura a la calle? ¿O al
contemplar el humo negro saliendo de un coche con más años que los tuyos? (Si
no te has sentido perturbado por hechos como estos, por favor lee todos los
boletines que van a ser publicados y principalmente la sección del Medio
Ambiente).
Sin
embargo, tampoco podemos comparar nuestra conducta a la de un danés que se
traslada en bicicleta, compra puros productos orgánicos, recicla el 88% de su
basura y además usa energías renovables.
Conseguir
este comportamiento ideal no es tan natural como algunas personas suponen; la
conducta “verde” deriva de varios factores que debe de proporcionar la sociedad
en la que vivimos. Fietkau y Kessel (1981) proponen un conjunto de elementos
que debe de poseer un individuo para alcanzar el comportamiento ambientalista
tan deseado.
La posibilidad de actuar de manera ecológica - el estado debe de proporcionar instituciones
sociales y culturales en las cuales se puedan desarrollar comportamientos
ambientalistas – por ejemplo, en la Ibero nos es más fácil reciclar algunos
materiales (como el papel) ya que existen basuras especiales. La posibilidad de
actuar de manera ecológica también abarca temas económicos – ser ecológico
cuesta tiempo, energía y dinero, lo que muchas personas no pueden ofrecer, en
nuestro país especialmente.
Los diferentes incentivos que facilitan el gobierno o
las instituciones - los incentivos sirven a guiar a la gente hacia un
comportamiento más correcto. Estos pueden ser, ahorros monetarios o aceptación
social (entre otros). Por ejemplo, proponer beneficios económicos, como
descuentos u ofertas, al comprar productos ecológicos es un buen incentivo para
que la gente compre estos bienes.
El conocimiento ambiental - es elemental para despertar la conciencia ambiental
de las personas. Este conocimiento se puede obtener en las escuelas, en
instituciones, espacios públicos o mediante campañas de información.
Finalmente
las consecuencias percibidas de nuestra
conducta ambiental implica el feedback
que se proporciona al hacer una acción ambiental. Es decir, a una persona que
tiene un comportamiento ecológico es necesario darle continuamente
retroalimentación de lo que está haciendo para que siga haciendo lo correcto.
Apreciando
estos cuatro elementos, se logra entender porque a veces no mostramos interés
suficiente en temas ambientales, ya que muchos en México no tenemos la
posibilidad de actuar de manera ecológica, ni los incentivos suficientes, ni el
conocimiento
ambiental o el feedback que se requiere en estas situaciones. Si solo supiéramos
que al cambiar nuestra conducta ambiental, se puede disminuir la explotación de
los recursos y los costos que conlleva y además anticipar todos los conflictos
entre naciones por la falta de agua, de comida y de reservas de energía. Como
si fuera poco, al mismo tiempo se salva la biodiversidad de nuestro planeta (y
de nuestro país en el cual se encuentra entre 10 y 12 % de las especies del
mundo) y se reducen la ocurrencia de desastres naturales como las sequias o las
inundaciones.
Sin
embargo, tu lector de este boletín, puedes empezar a tomar acción. No tomes
estos factores como razones por las cuales quedarte pasivo a los problemas
ambientales de nuestro país. Empieza a reducir tu huella en este mundo, y si te
sientes pequeño frente a problemas tan grandes; empieza con pequeños gestos que
si hacen una diferencia al final: toma duchas menos largas (o menos calientes),
toma menos el coche y si debes manejar, propón de llevar a alguien, recicla los
materiales que puedas (la Ibero recicla muchos materiales – ¡conoce las basuras
especiales!), apaga las luces al salir de una habitación, y cierra la llave al
lavarte los dientes. Puedes pensar que estos pequeños gestos no van a tener
impacto a gran escala; pero estás equivocado, si todos ayudamos con nuestro
pequeño grano de arena, al final vas a obtener un cambio duradero; no te quedes
indiferente a estos problemas que son
tanto tuyos como míos. Empieza a
ser factor de cambio para tu sociedad.