jueves, 1 de octubre de 2015

Es dificil ser ambientalista en el D.F.

                                                      

Mathilde De la Calle 

Actualmente, y ya desde hace varias décadas, la ecología ha sido de los temas más discutidos a nivel internacional. Desde la conferencia de Estocolmo en 1972 (1era Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente), el planeta realizó que la ecología era un tema crucial para el mundo actual y futuro. Sin embargo, en México (y también en muchos otros países) el medio ambiente sigue siendo un tema de apatía. Somos muchos de los que nos tropezamos cada día con gente indiferente a los problemas ambientales de este país.
¿Nunca te ha hervido la sangre al ver a una persona tirar basura a la calle? ¿O al contemplar el humo negro saliendo de un coche con más años que los tuyos? (Si no te has sentido perturbado por hechos como estos, por favor lee todos los boletines que van a ser publicados y principalmente la sección del Medio Ambiente).
Sin embargo, tampoco podemos comparar nuestra conducta a la de un danés que se traslada en bicicleta, compra puros productos orgánicos, recicla el 88% de su basura y además usa energías renovables.

Conseguir este comportamiento ideal no es tan natural como algunas personas suponen; la conducta “verde” deriva de varios factores que debe de proporcionar la sociedad en la que vivimos. Fietkau y Kessel (1981) proponen un conjunto de elementos que debe de poseer un individuo para alcanzar el comportamiento ambientalista tan deseado.

La posibilidad de actuar de manera ecológica - el estado debe de proporcionar instituciones sociales y culturales en las cuales se puedan desarrollar comportamientos ambientalistas – por ejemplo, en la Ibero nos es más fácil reciclar algunos materiales (como el papel) ya que existen basuras especiales. La posibilidad de actuar de manera ecológica también abarca temas económicos – ser ecológico cuesta tiempo, energía y dinero, lo que muchas personas no pueden ofrecer, en nuestro país especialmente.
Los diferentes incentivos que facilitan el gobierno o las instituciones - los incentivos sirven a guiar a la gente hacia un comportamiento más correcto. Estos pueden ser, ahorros monetarios o aceptación social (entre otros). Por ejemplo, proponer beneficios económicos, como descuentos u ofertas, al comprar productos ecológicos es un buen incentivo para que la gente compre estos bienes.
El conocimiento ambiental - es elemental para despertar la conciencia ambiental de las personas. Este conocimiento se puede obtener en las escuelas, en instituciones, espacios públicos o mediante campañas de información.
Finalmente las consecuencias percibidas de nuestra conducta ambiental implica el feedback que se proporciona al hacer una acción ambiental. Es decir, a una persona que tiene un comportamiento ecológico es necesario darle continuamente retroalimentación de lo que está haciendo para que siga haciendo lo correcto.
Apreciando estos cuatro elementos, se logra entender porque a veces no mostramos interés suficiente en temas ambientales, ya que muchos en México no tenemos la posibilidad de actuar de manera ecológica, ni los incentivos suficientes, ni el
conocimiento ambiental o el feedback que se requiere en estas situaciones. Si solo supiéramos que al cambiar nuestra conducta ambiental, se puede disminuir la explotación de los recursos y los costos que conlleva y además anticipar todos los conflictos entre naciones por la falta de agua, de comida y de reservas de energía. Como si fuera poco, al mismo tiempo se salva la biodiversidad de nuestro planeta (y de nuestro país en el cual se encuentra entre 10 y 12 % de las especies del mundo) y se reducen la ocurrencia de desastres naturales como las sequias o las inundaciones.
Sin embargo, tu lector de este boletín, puedes empezar a tomar acción. No tomes estos factores como razones por las cuales quedarte pasivo a los problemas ambientales de nuestro país. Empieza a reducir tu huella en este mundo, y si te sientes pequeño frente a problemas tan grandes; empieza con pequeños gestos que si hacen una diferencia al final: toma duchas menos largas (o menos calientes), toma menos el coche y si debes manejar, propón de llevar a alguien, recicla los materiales que puedas (la Ibero recicla muchos materiales – ¡conoce las basuras especiales!), apaga las luces al salir de una habitación, y cierra la llave al lavarte los dientes. Puedes pensar que estos pequeños gestos no van a tener impacto a gran escala; pero estás equivocado, si todos ayudamos con nuestro pequeño grano de arena, al final vas a obtener un cambio duradero; no te quedes indiferente a estos problemas que son  tanto tuyos como míos.  Empieza a ser factor de cambio para tu sociedad. 

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